Por Manuel Araníbar Luna
En el pasado siglo XX no había tantas aventuras de héroes con superpoderes que luchaban contra fuerzas extraterrestres que querían destruir a la humanidad. Abundaban personajes como el Correcaminos y el Coyote, La Pantera Rosa, y el veloz ratoncito Speedy Gonzales que dejaba en ridículo al gato Silvestre. Hoy recordamos a este ratoncito tras el partido en Sullana.
Recomponiendo la máquina…
Los celestes habían entrado
a recuperar el paso de invencibilidad que mantuvieron durante 25 partidos y que
por desgracia perdieron en el partido frente a Grau. Las esperanzas estaban
intactas y había que recomponer la máquina sobre la marcha, parchar llantas,
afinar, motor, tapar goteras y cambiar aceite. No había tiempo para lamentarse
ni suspirar. Hoy se tenía que anotar sí o sí. Por desgracia, tal como en el
partido pasado, el arco se cerró con caja fuerte y combinación digital. Cundía la
desesperación por meterla en guan. Las venas se hinchaban. El calor les recalentaba
la cabeza, y no había serenidad para meterla a la canasta. Irven se pierde dos
claritas, El hombre Lobo se pierde otra. Távara la manda desviada. Los minutos
pasaban y la bola no entraba
Speedy Grimaldo…
Bien, hoy en la candente
cancha de Sullana volvimos a ver a Joao Grimaldo interpretando a Speedy Gonzales en vivo
y en directo. Y vaya, qué tal interpretación. Desde que pisó la cancha que era
un horno de más de 30 grados (qué abuso jugar a esa hora!) dejó en ridículo a
los marcadores locales que lo esperaban en postas de dos y de tres. Hoy no metió gol pero con lo que hizo en
la cancha bastó y sobró para justificar el precio de la entrada a aquella caldera del diablo llamada estadio Campeones
del 36 (se refería a los grados Celsius?)
Dicen que el éxito de un
jugador depende de 99% de preparación y 1% de inspiración. Hoy Joao “Speedy”
Grimaldo, tuvo ambas cualidades, preparación, porque desde el saque corrió con
mucho físico, apoyó y tapó zonas. La inspiración le hizo causar agruras y torceduras
de cintura a quienes se acercaron a marcarlo. Joao fue una pesadilla con
camiseta roja que les pasaba la pelota en escandalosas huachas, fue el Chucky
que alborotaba a los sullaneros, el pericotito que dribleaba al grito de“¡epa,
epa, epa, ándale, ándale”! Grimaldo hizo de todo. La paró la pisó, hizo
huachas, quebró por la derecha, por la izquierda, destrozó cinturas y al final
del primer tiempo el DT Viera tuvo que dar aspirina a sus marcadores y de
pasadita les echó agua helada en la cabeza que ya les iba a estallar. De pasadita,
Viera también se tuvo que tomar dos aspirinas juntas.
¿Y dónde está la llave?
Como ya es una constante,
los celeste jugaban como mejor lo hacen, tocando, triangulando, buscando
espacios para entrar por el primer resquicio que se encontrara, disparaban desde
todos lados, pero la pelota, al igual que el jueves pasado, no tenía visa ni
pasaporte de entrada. No era cosa de planteamiento, como arguyen los
entrenadores de whatsapp. Era más un asunto de puntería y, dicho sea de paso, una
pizca de suerte. Porque para pasar de salados a lecherazos no hay más que una
rayita. Una rayita de cal, la bendita o maldita rayita que define si campeonas
o no, si desciendes o no, si te cargan para dar la vuelta olímpica o te bajan
el dedo. Los celestes se adueñaron de la
cancha pero habían extraviado la llave del gol.
La tarde de los tres Chuckies…
Y el ansiado grito tuvo que
llegar gracias Speedy Grimaldo, el chato de la quimba y la salsa. Joao esquiva
a todos los sullaneros, la engancha y se la juega al otro Chaturri que hizo lo
más fácil, meterla cruzada. 1 a cero y uf, qué alivio. ¿alivio dijimos? No hay
alivio posible cuando se está ganando por la mínima diferencia, el rival se
viene con todo y aún faltan veinticinco minutos para tomar una ducha fría y
rehidratarse con una transfusión de sudao de cachema y su buena jarra de
clarito.
Más tarde llegó el gol de la
tranquilidad. El otro chato que lo reemplazó, Alejandrito Hohberg mete el segundo
con postre gracias a un par de paredes con el chaturri Buonanotte. 2 a 0. Por
lo visto hoy ha sido la tarde de los tres Chuckies. Uno que la rompió y los otros
dos que la metieron ¿Tranquilos ya? Sí, pero cómo se sufre. Así es el hinchaje,
si no la sufres no la gozas. ¿Y ahora? Paciencia, que falta un partidito más y
cualquier cosa puede suceder. Buenas noches.
Muy buen artículo "celeste" te felicito, en lenguaje festivo y alegre los malos momentos parecen solo trámites. sigue asi hay que darle sabor a nuestra victoria Celeste. Salud Cristal.
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