Por Manuel Araníbar Luna
Día difícil para conseguir movilidad. Huelga, pocos buses, varias marchas con banderolas y llantas quemadas, pero hay una inmensa marcha que no es de huelgustas. No hay policía que la detenga. Esta inmensa cantidad de gente con banderolas celestes no se dirige a ninguna protesta. Esta marcha se mete al Estadio Nacional.
Tendidos en el cordel…
Es
que cuando hay optimismo, cuando se tiene fe no hay huelga que detenga al
hincha. Para el cervecero celeste no hay cucos que lo asusten en la cancha. Y justo
es lo que intentaron los visitantes, meter miedo. ¡Mira cómo tiemblo!, que vayan
a meter miedo a sus hijos para que tomen la sopa. Los diarios mermeleros pronosticaban
que se iba a repetir el triunfo del equipo de Ate que venía embalado, aceitado,
lubricado, alabado, santificado. Pero para su desgracia el once de la camiseta
color manteca también jugó trabado, encerrado, encadenado. Su medio campo en
lata de sardinas. A su línea creadora, entre Cazonatti y Pretell los apretaron,
los exprimieron, los secaron y los tendieron en el cordel. Creían que por la derecha
apretando a Santi Gonzales lo iban a sacar del partido. Craso error. Su entrenador
se equivocó de dar explicaciones. Bustos ordenó que aprieten a Gonzales. Pero
es que había otro Gonzales, Canchita, que empezó armando juego por el medio y
flotando por todo el medio campo. Bustos
grita en medio de la histeria: “ajusten a Canchita también”.
Un
escudero no teje ropones…
Pero
no supo, olvidó, no recordó o no evaluó (en todo caso, ya ni importa) que
Cristal no solamente es Caute y Santi a quien lo marcaban de a tres y que a
pesar de la presión los bailaba. Cristal era un batallón de once guerreros,
mientras que la visita se ahogaba reclamando por todo, desde que hace mucho
frío hasta que el pasaje ha subido.
Sus
defensas, Cabeza de Bruja y Maledetto se le pegaban a Caute. No hay palta,
libertad completa para el Irven de Acero que se juntaba con Canchita para
elaborar, ya que, como sabemos, Pretell es un escudero acorazado aunque no se caracteriza
por tejer ropones ni hilvanar ataques. El equipo armó pocas, aunque suficientes
como para causar pánico a la visita, porque los laterales que son quienes facilitan
las salidas no se proyectaban. Así los arriba se mueren de hambre.
Acúsenlo
con su mamá…
Aclaremos,
el medio campo era propiedad celeste más por destrucción que por elaboración. Aún
así, se llegaba al área contraria. A la mitad del primer tiempo Santi rompe a
su pobre, triste y destroncado marcador y habilita a Pretell que -aunque es más
un parachoques que timonel-. Se la pasa masticada a Irven. El capitán se la
juega a Caute que, estorbado por dos troncos color manteca, los quiebra con la
zurda y remata de media vuelta pero Britos mete las uñas y la desvía al palo. Entonces
surge una figura, Cazo el guerrerazo, el sucesor de Piki, el que corrió la
cancha de sur a norte y de norte a sur.
Más
tardecito córner desde la derecha. El encargado es Speedy Gonzales. Los
percudidos vigilan a los más altos, a Romero, a Pósito, a Pasquini, al Hombre
Lobo. Se olvidan de Irven o por lo menos no le paran bola. Además se olvidan de
Cazonatti que le gana el salto al Cabeza de bruja y la mete de mitrazo. 1 a 0.
Lo que se esperaba: reclamo histérico desde el entrenador hasta el aguatero del
equipo mantecoide, una cantaleta de todo el partido, que así no se vale,
que Cazo despeinó a Riveros, que acúsenlo con su mamá, etc.
El
desquite de Mpaché…
Para
el segundo tiempo entra Nando. Resistido por algunos sectores de la hinchada,
menospreciado por los rivales, insultado desde las redes sociales, a Nando le
bastó tocarla dos veces para cobrarse la revancha. Y vaya qué tal revancha. La toca
Canchita desde el medio para Nando. Pase
del desprecio a Santi (una lección de Loba, mirando pa’ allá y pasándola pa’ acá),
este le devuelve la china que le prestó para su pasaje. Nando no pierde tiempo en
guardar la china porque está gatillando en el tiro al blanco y mete el fierrazo
que se le chorrea a Britos como pescado enjabonado. El grito es de furia, de
revancha, de desquite. A ver si ahora lo felicitan los que le tiraron barro. No
se oye. padre.
Con la regla de tres…
Luego, la visita empata por un blooper. Más tarde
meten gol con la mano. Perez lo anula. Reclamos histéricos de su entrenador y jugadores.
Casi siempre les dan la razón, pero hoy han amanecido con la regla (de tres). Bofetada
para el equipo inflado por la prensa. Total, Britos se encabrita, Riveros queda
con laciado japonés, Corzo se vuelve farsa, Murrugarra se pinta las garras,
Concha se estrecha con alumbre, Polo se pela, Valera se desespera y Flores se
marchita. Fruna Pérez habiendo hecho todo lo posible para que su equipo empate se
entristece y sopla la vuvuzela. Buenas
noches.