Por Manuel Araníbar Luna
Teníamos que ir a La Florida sí o sí, llueva o truene. Y todo porque supimos que por el 66° aniversario del Sporting Cristal se exhibirían en La Florida los trofeos y camisetas celestes de todos los campeonatos. No había que pensarlo dos veces. Un verdadero hincha celeste no se puede perder la oportunidad de tener tales joyas a la distancia de un apapacho de novio.
Luego del nostálgico paseo de las remembranzas, como era de
esperar, empezaron los brindis. Y para calentar la celebración por la rica historia
cervecera, cada uno de los periodistas e hinchas relataba una anécdota de su
repertorio. A mí me tocó hablar de la primera camiseta que vi en mi vida, la
del 56 a mis seis años de
edad, de lo cual escribí años atrás.
Las eternas
olvidadas…
A cada paso que
dábamos en el salón de los recuerdos cerveceros, cada camiseta, cada trofeo,
cada medalla removía con cucharita de plata los conchos de la memoria y
suscitaba comentarios de abuelitos a sus nietos:
—ah, esta es del
año tantos cuando campeonamos con goles de…
Me causa admiración
la paciencia e iniciativa del amigo Gino Paoli para coleccionar las inconfundibles
camisetas celestes en una rica historia de más de seis décadas, las cuales
muchos conocían sólo por fotos de antiguas revistas o amarillentos álbumes ajados
por tanto manoseo de adolescente. Sin embargo, nos maravillaba más su obstinación
para hacerse dueño incluso de las antiguas casaquillas alternas, aquellas que
se hongueaban en el baúl como los eternos suplentes, las olvidadas camisetas a
las cuales nadie les paraba balón, las que el utilero desempolvaba del equipaje
cuando había que jugar de visita contra un equipo con camiseta de color parecido,
pero luego del partido se guardaban dobladitas entre los trapos viejos con la
promesa de “quédate ahí quietita que en cualquier momento venimos por ti”.
La jaqueca de don
Marcos…
Cada camiseta tiene una historia propia, única y no intercambiable. En sesenta y seis años hubo tantas que habría que escribir un libro para cada una con los jugadores que la sudaron aquel año, anécdotas de tal o cual partido, entrenadores de aquel año y, uf, sería tarea de Funes el Memorioso dictarle cada detalle al escribidor de los deportes. De modo que escogimos una camiseta al azar, la de 1979. Vimos al profesor Roberto Mosquera al lado de las camisetas con las que campeonó como jugador en los años 79—80 y, click, el flash de los recuerdos despertó a los hámsters en la pantallita virtual. ¡Mamma mía, qué equipazo el del 79!
La dirección estaba
a cargo de don Marcos Calderón (+), el entrenador de genio fuerte y piernas
chuecas, cuyos gritos se escuchaban de tribuna a tribuna: “¡Suba Fernando!” para
que Mellán vaya a saltar, cargosear y distraer a los centrales adversarios en
los tiros de esquina a la valla rival y tan pronto terminaba la jugada roncaba
nuevamente: “¡Regrese Fernando!”. A Uribe lo tenía loco: “¡suelte la pelota Julio
César!” porque el Diamante no la soltaba ni para ir a bañarse. Don Marcos no
aguantaba engreimientos ni jugadores resaqueados. La obtención del bicampeonato
se debe en gran parte a la férrea disciplina que impuso a su plantel.
Imaginamos la
jaqueca que le daría cada fin de semana a don Marcos Calderón para escoger sólo
a once jugadores en una planilla de en la cual todos eran de buenos para
arriba. Quiroga, el capitán Chumpi, Soria, el Mudo Gutiérrez, el Loco
Carbonell, Panadero Díaz, el pundonoroso Navarrito, el tío Mellán a quien
muchos querían jubilar porque ya estaba por doblar la esquina de Bejarano
pero aún seguía macheteando y ganando los saltos a muchos delanteros más altos
que él. ¿Cómo no te voy a querer, querido equipo cervecero?
Smoking y overol…
El mediocampo era
una mezcla de artistas de smoking y corbata michi con obreros de overol y
maletín de herramientas: el Flaco Quesada, un volante con velocidad de caballo
de carreras y gasolina como para tres partidos al hilo; Pedrito Chinchay con
las mismas características del flaco, y que también la tocaba en paredes de
tuya y mía. Julio Aparicio, campeón sudamericano el 75; El Cabezón Mifflin
a quien ya se le hinchaba la guata pero no perdía la visión panorámica y seguía
lanzando los misiles kilométricos para sus punteros; Lucho Reyna, el mismo que años
después borrara del campo a Maradona. ¿Cómo no te voy a querer, cuadro querido?
El Dúo Dinámico…
El centro delantero era el Trucha Rojas, un valiente ariete que triunfara en Argentina. En el puesto nominal de 10, cinco metros detrás del Trucha, un chibolo quimboso llamado Julio César Uribe, con un dominio endiablado de la pelota al punto que la gorda le obedecía como cobra embelesada por un faquir que inventaba nuevas jugadas en cada partido. En la banda derecha su compadre Roberto Mosquera, un rapidísimo puntero al que Muñante le ganaba tan sólo por un par de décimas en los cien metros planos.
Tin Marín de do
pingüé…
Por la punta zurda otro maestro, el Ciego Oblitas con su trajín incesante, que no la esperaba que se la pasen, era él mismo quien bajaba en apoyo de su defensa y a pedirla a sus compañeros, tarea que hoy no llama la atención pero que en esa época era inusual. Como si fuera poco, también jugaba Cachito Ramirez, que al año siguiente fue goleador del equipo y que había perdido velocidad, pero metía goles de folha seca; sin dejar de lado al veloz Ortiz Campos, sobrino del doctor Eloy. Con tantas figuras en aquel álbum celeste, para escoger a los once que saldrían a la cancha don Marcos no sabía a quién sacar de la lista, tendría que quitarse la migraña optando por el tin marín de do pingüé, cúcara, mácara, títere fue…
Este equipo, con
pequeñas variantes, fue la primera Máquina Celeste que de nuevo campeonó en 1980,
logrando así su primer bicampeonato y además ostentando un récord de invencibilidad
en veinte partidos. ¿Cómo entonces no te voy a querer, cuadro de mis amores, si
me diste tantas alegrías?
BUEN COMENTARIO Y BUENOS RECUERDOS PERO SE OLVIDAN KOKI HIRAMO , BISETI Y ASTUDILLO QUE TAMBIEN LA ROMPIAN. FELIZ 66 ANIVERSARIO !!! SALUD CELESTES!!!
ResponderBorraramigo yean patrik hirano no jugo ese año para los celestes, koki recien vino el 83 campeono y jugo hasta el 85
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