Por Manuel Araníbar Luna
Muchos desubicados habían criticado que al equipo le faltaba confianza. Siguen desubicados, por más confianza que se tenga es difícil jugar dos campeonatos a la vez con un equipo reducido. No se puede pedir más. ¿Qué más se le puede exigir al profesor Mosquera que tiene que arreglárselas como sea manejando un equipo con más parches que pantalón de payaso? Uno solo no puede lanzar el córner, correr y meter el gol de cabeza.
El
spray de la colonia Gol…
Así
las cosas, los celestes entraron a recuperar los puntos perdidos, y no de a uno
sino de a tres. Necesitaban hacerlo ya ya,
ipso pucho. La intención era apretar, sofocar, acorralar al cuadro del sur
hasta perforar su caja fuerte. Y vaya que lo lograron. Los ataques llegaban uno
tras otro. Los pases, triangulaciones y proyecciones por las bandas hacían temblar
a la defensa cusqueña. Por lo general, Calca como capitán del barco es quien
lleva el timón. Ayer Canchita fue otro timonel que llevaba, distribuía.
apoyaba, bajaba, auxiliaba en ambas bandas y pisaba ambas áreas. Y no es que no
lo hubiera hecho antes. Lo que sucede es que su protagonismo se notó más desde
el inicio del partido cuando tuvo dos opciones de anotar. Ya se percibía en el área
cusqueña el spray de la colonia “Gol” (por siaca, no es ninguna propaganda). Y
fue justicia para Canchita, se lo merecía porque -sin quitar méritos a sus diez
compañeros- era el más empeñoso.
Atropellando
como kombi
La
jugada fue simple. Delívery aéreo desde el medio campo para Irven que se había cambiado
de punta con el Chamo. Ávila arremete tras la espalda del marcador cusqueño y
desde el filito de la línea final lanza un centro bombeado a una torre vigilada
por dos marcadores altos y fornidos. Christofer le pide prestado el puesto de 9
a Liza, atropella como una kombi pirata y la mete de mitra entre los dos
centrales que quisieron hacerle un pan con canchita. Y lo llegan a chancar pero
en vano porque la pelota ya infló la canasta de víveres. 1 a 0 merecido con un
Canchita revolcándose de dolor porque que le han abollado el chasis. (No importa el dolor, Canchita, ya te hiciste
una).
Sopa,
segundo y postre…
Los
cusqueños se lamentan, pero más tardan en acomodarse las medias porque desde el
tiempo de las abuelitas se sabe que luego de la sopa viene el segundo por obra
y gracia del guachimán Gianfranco. Córner, centro bombeado que lo gana Merlo cabeceándola
al piso donde la espera Gianfranco pegado junto al tronco como leñador y la
empuja más fácil que la tabla de 1. Dos a huevo y se adivina que se viene una comilona
porque el bufet es gratis y los celestes -como han entrado con Ambrosio- se
despachan sin permiso. Siguen haciendo paredes, techos, ventanas y puertas. Cinco
minutos después llega el postre: Canchita
le lanza a Percy una pelota en cuchara tamaño lampa que pasa por encima de todos
los cusqueños. Liza se pone liso y -libre de toda culpa- la mete de elegante
mitrazo. La bola infla dos redes, las del arco y las redes sociales. 3 a cero.
El
cuarto viene amoblado con alfombra y TV por obra y gracia de Irven que recibe de
Canchita un pase con bisturí en Callejón del Buque. Ahí se cierra la cuenta
porque los celestes, empachados de goles, se van al camarín a bajar la
frejolada con anís y manzanilla tibiecito como aconsejan las abuelas.
Echando
una siesta…
Pero
en el camarín no hay manzanillas sino gaseosas heladas, de tal modo que los
celestes regresan recontra pesados y con ganas de una siesta y una bajada de
peso en el trono porque el partido lo creen seguro. Los cusqueños no lo toman
así y entran a buscar el gol de honor que consiguen antes de los cinco minutos.
4 a 1. Recién los celestes despiertan de la modorra. Se acabó el juego y ahora
hay que defender. Los cusqueños se apoderan de la pelota mientras que los cerveceros
se dedican a relojear, pasecito para aquí y pasecito para allá. Los del sur
llegan varias veces, pero sin puntería y los celestes contragolpean con mucho
menos puntería. Liza se lesiona feo. Lo reemplaza Pretell. Entran Grimaldo por
Marchán y Soto por Merlo. Joao hace un par de chiches pero el partido ya no
varía el marcador. A Legario le da frío y sopla la vuvuzela. Buenas noche.
CODA
* Partidazo de Canchita. Va cuesta arriba.
* Mejórate pronto, Liza, que cada día la estás haciendo mejor
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