Por Manuel Araníbar Luna
Tras el partido que ganaron a Colombia a los blanquirrojos ya se les empezaba a mirar con respeto. Los otros equipos ya decían “cuidadito con los peruchos”. Y es que se le había ganado a un equipo fuerte. Por su parte los ecuatorianos, picones por haberles ganado días atrás en su cancha entraron con todo
Un
caracol con baba de goma…
Mientras
tanto los peruchos empezaron timoratos, atortugados, pusilánimes. Al principio ,
cuando demoraban en arrancar, la gente pensaba que los cholos estaban
trabajando a los ecuas al desgaste. No obstante, pasaban los minutos y el avión
no despegaba, y no por falta de gasolina. Por fin lo hicieron, pero con una desesperante
calma. ¿calma? Más lento que una
tortuga, el equipo era un caracol atrapado en su baba de goma.
¿Qué
sucedía? Que el DT del once guayaquileño había aprendido la lección de la
semana pasada. Mandó taponear a Yoshi que no podía salir ni a comprar el pan. A
la Culebra la tenían acorralada entre dos pitbulls. Hacía sus chiches (hoy les
dicen chocolates) pero no tenía con quién tocar ni siquiera un cajón criollo a
cuatro manos. ¿Así cómo? A Cuevita lo apretaban al punto que parecía intento de
violación en el metropolitano. ¿Así cómo? A su vez, como ya se ha hecho
costumbre, Gianluca más sólo que el Chavo del 9, no podía chaparla porque no
había quién se la pase. ¿Así cómo? Para colmo, los laterales Trauco y Taka Taka
Corzo estorbados erraban en las salidas. ¿Quiénes se batían contra siete u ocho
amarillos? Los dos centrales apoyados por Tapia y Peñita que, para variar,
también fallaban en salida. ¿Así cómo?
Tanto
va el jarrón al agua…
Tan
acorralados jugaban los peruchos que el arquero ecuatoriano ni se ensució los
guantes a la vez que sus zagueros ni siquiera transpiraban. Todo el trabajo del
elenco del Guayas lo hacían sus otros seis jugadores que jugaban al gato y al
ratón con los peruchos. La pelota iba a de un lado a otro mientras los cholos
sólo atinaban a mirar cómo pasaba y rechazarla cuando la pescaban de
casualidad, y las pocas veces que intentaban salir a la de verdad no pasaban
del medio campo.
Bien dice el refrán, “tanto se pasea la pelota por el área que al final rompe las
mallas”. Y eso fue lo que pasó. Un centro fuerte y arrastrado hacia la candela
perucha es rechazado por Renato… pero a su propio arco. 1 a 0. Para agravar las
cosas en la última jugada del primer tiempo, un centro al área se le escapa a la
Culebra, un amarillo pone el pie y la mete.
Crematorio
para futbolistas…
2
a 0 y el equipo perucho ya no es un muerto, es un cementerio completo con
crematorio para futbolistas. Así se van al camarín. En el entretiempo Gareca
los baña con café cargado y limón.
-che,
muchachos, cuando regresen a la cancha pónganse las piernas que las han dejado
en el camarín. Porque en el primer tiempo fueron once paralíticos.
Y
el café cargado da resultado. Ni bien el árbitro del país de los toreros sopla
el pito del segundo round los peruchos empiezan a tocar, a hilvanar, a
pasársela como en los tiempos de colegio. El Pitufo Tapia entrega en el medio
campo el despacho para la Culebra, que da la media vuelta y le devuelve el
préstamo sin intereses. Tapia hace su último capricho, amaga que se va para la
derecha, pero tuerce el timón para la izquierda dejando en ficha a tres
amarillos. Levanta la cabeza llena de alfileres y se la juega de zurda a
Gianluca que fusila de un zurdazo al pobre arquero. Lindo gol a Galíndez. 2 a 1. Ahora los
peruchos se aleonan, quieren el empate a como dé lugar, siguen tocando, saliendo
serenos y buscando espacios. Los ecuatorianos quieren el tercero, se adelantan
y ese es su pecado mortal.
Gol
en tres toques…
Esta
vez, Peña que por la derecha en el cajón de su área le hace un sombrero
cajamarquino a un delantero bananero, levanta la vista y ve que Gianluca se
está metiendo a correr por esa banda. Peñita le lanza la granada y Gianluca la
lleva con la zurda por la derecha. Se le acerca un defensa amarillo tan zurdo
que no tiene pie derecho. Lapagol sabiendo que si se mete por la banda derecha
se la va a quitar el zurdo, lo quiebra facilito al bananero por el lado de su pierna de
palo y la sigue llevando. El Tanque turinense es un jugador de vista panorámica
que corre mirando de reojo a sus compañeros. Levanta la cabeza y ve que la
Culebra viene venenosa y con malas intenciones por el centro y cuando se le acerca el central se la
cruza a Carrillo que la empuja facilito a la derecha del arquero.
Esos
vagos del VAR…
Ahora
a los peruchos les toca encerrarse, regalar el medio campo y se dedican a rechazarla.
El entrenador Alfaro pone todos los plátanos en la sartén caliente cambiando
cinco jugadores para jugarse el todo por el todo. Hay dos acusaciones de penal
para el área chola. El torero del pitito consulta al VAGAR, digo al VAR, pero estos
se demoran en responder por estar distraídos en videogames. Falsa alarma, no
hay penal, y los del VAR se desenchufan para seguir jugando Blasters of the
Universe.
El
partido se recalienta al punto que no le baja la fiebre ni con paracetamol. Ya
no hay piernas, pero mucho corazón. Sale el Tanque rengueando. ¡Grazie caro Gianluca!
Lo reemplaza el cuate Santi Ormeño que ni bien entra empieza a rechazar las
granadas al área peruana que caen por todo lado. Más adelantito el charro le
lanza un pase a Yoshi pero la pierde por sombreársela al arquero. El torero da siete
minutos, pero los estira como si fueran setenta. Por fin sopla la vuvuzela y
dice chau a este partido que ha estado más movido que el temblor del otro día.
Buenas noches.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario