lunes, 13 de febrero de 2017

CRISTAL 5, SULLANA CERO: LAS 3 “G”

Por Manuel Araníbar Luna
El sueño de todo hincha es que su equipo termine el partido con las 3G. Ganar, gustar y golear.  Excelente idea, lo que todo el mundo quiere para el cuadro de sus amores. Tan bien jugaron los bajopontinos que los propios hinchas locales aplaudieron a rabiar al conjunto de las orillas del Rímac.
También se le ganó a Senamhi…
Y se le ganó también a dos factores más: al tórrido clima norteño, y  a la cancha local, en la cual es difícil parar un balón y armar jugadas. Es por ello doblemente grato aplaudir el triunfo de los cerveceros. Y es que los rimenses ya están entrenando en cancha sintética y jugando en Lima bajo un calor parecido al norteño aunque con más humedad. Bien, dejando de lado el Senamhi, Chemo mandó a la cancha un cuadro en el que, sin desmerecer las otras líneas, destacó el medio campo donde se mezclaron el buen toque y elaboración con el atraque fuerte pero sin mala intención.  
Viana, pese a que empezó a recibir críticas por su ubicación muy alejada de la puerta, lució firme seguro de manos y con excelente don de mando con su defensa que, salvo un par de escapadas de los churres,  no tuvo muchos contratiempos. La Oveja pudo chapar con confianza un par de pelotazos sorpresivos de los avispados delanteros churres. Y puso el pecho a una peligrosa entrada de Bazán. Total, Bazán se cayó al bacín. Y eso fue todo, después, ni se ensució la camiseta.
Chavetita, Piki, Abram y Jair siempre pegados a los rivales repelieron los ataques  con solvencia. Y esa fue la primera clave. El equipo estaba corto. La distancia entre las líneas defensivas, armadoras y atacantes jugaban bien pegadas, creándose así una barrera de seis jugadores en el medio campo. Es decir, Cristal aplicaba sus armas de visita tal como la visita suele jugar en el Gallardo, pero con una diferencia: los celestes no se arrinconaban cobardemente atrás sino poblaban  el medio campo, con el siempre fiel  apoyo solidario del hiperactivo Piki. Más arribita Ballón era el parachoques de la máquina celeste. Atracaba y arrasaba con todo intento de creación local y además repartía. Cinco metros más adelante, Loba era la salida con pasaporte otorgado por el medio campo rival que no sabía a quién anular, ya que el mismo Josepmir también acompañaba a al Cuy Joel con el delivery para los de punta.
La tarde de Gabo…
Pero había otro creador más. Ese era el Gabo que destapaba todas sus mañas como corcho de champán. Ayer fue su tarde. Como un auto de movilidad escolar, se paseó por todos los frentes de la cancha. Inspirado como un poeta, le salieron todos  los versos de amor por la pelota y todas las figuritas del álbum. Porfiaba las jugadas hasta el último y en el primer toro de la tarde, recibió un caballeroso pase de cortesía  del Cuy Joel  quien con una venia se la puso en bandeja de plata:
— pase usted, caballero, y sírvase lo que desee.
Gabo  aceptó el regalo, pero cuando  se le iba la pelota, como buen uruguayo, valiente por el día de San Valentín, luchó hasta el último intento. ¿Total? gol con mitrazo bien colocado de Ray que venía como cuchillada por la izquierda.
Pero las cosas no se iban a quedar así. Al rato le cae un pase en el medio campo, levanta su cabeza de yunque, mira a Rambo que se viene por la izquierda y le lanza un centro enroscado que aprovecha Stallone y este lanza la vacuna contra el dengue sechurano. Dos a huevo.
Casi al morir el primer tiempo en el Sahara, Gabo estaba picón. Quería su gol como adelanto por San Valentín. Y cuando la recibe por la zurda quiebra dos veces la cintura de su marcador, se sigue metiendo al área prohibida y se la cachetea a Carranza. Tres a huevo y así se van a la sombra que tanto necesitan. Gaseosas para todos y palmoteos del Chemo, que ha prometido no irse antes de tiempo.
No hay quinto malo…
Para el regreso al horno entran Rojas, Pedrito y Revoredo. Pedrito acompaña a Josepmir en la contención. Renzo se proyecta como volante y Rojas entra como media punta. Y cuando parecía que los churres se iban a mandar con todo,  los celestes vuelven a vacunar por obra y gracia de una proyección de Revoredo que esta vez, copiándose de Costa, le manda un centro de curva platanar al centro del cajón donde la recibe Ifrán que no la deja dar bote, cacheteándola en el  aire y las redes se inflan. Cuatro a huevo.
Pero los celestes, luego de  hidratarse siguen con sed (de agua y, por supuesto, de goles). Y para redondear el dicharacho “No hay quinto malo”, tras estupenda pared con tauito incluido entre  Rojitas y Joel, la recibe Gabo, que no quiere regresar a Lima sin un golcito más, y manda un zapatazo con bote, como los de Pincel Sheput, y la coloca en el rincón de los alacranes. Cinco acero. El árbitro, a punto de desmayarse de calor, da su último soplo y corre a su camarín a tomar un galón de chicha en esta tarde celeste, tarde uruguaya, tarde cervecera. Salud, buenas noches.
CODA.
Nos gustó la disposición estratégica y la movilidad de los celestes. El equipo estuvo corto, lo que valió para interceptar la creación de los locales. Además fue interesante el frecuente cambio de posición entre los de adelante. Joel y Loba los alimentaban desde todos lados. Gabo se paseaba por todos los frentes, y esa fue otra de las claves del triunfo

No hay comentarios.:

Publicar un comentario