Por Manuel Araníbar Luna
Lo primero que llamó la atención al inicio del penúltimo partido del equipo celeste en la fase 1 fue la tranquilidad del plantel cervecero. Dicha actitud se hizo más nítida y patente porque salvo Duarte, Merlo y Ávila el resto de jugadores no pasaba los 22 años de edad (que nos corrijan los capos en estadísticas y otros datos). Los chibolos celestes jugaron con la vivacidad y aplomo de quien ha jugado en primera división por varios años
Dos
cucharadas de tacu tacu…
La
vivacidad y el aplomo fueron evidentes en la línea defensiva con el retorno de Gianfranco
cuya terrible lesión de la primera fecha ha quedado en el olvido. Loyola por la
izquierda estuvo incisivo, imparable. Sus proyecciones causaban pánico en la
zaga huanca cuyo marcador Valoyes, al verse superado se dedicó a meter
guadañazos como si en vez de marcador fuera leñador. Castillo y Pretell cortaban
el armado de los andinos, aunque a veces este último metía demasiada taba
jugando al borde de la tarjeta amarilla, la cual consiguió en mérito a su
rudeza. Soto, de mixto, recorría toda la cancha y hasta pisaba el área rival
con bastante suficiencia. En el ala zurda Joao tenía mareao a Valoy rompiéndole
la cintura cuando entraba en diagonal. Y es que Grimaldito está progresando a
pasos agigantados, se mete al área sin miedo, aunque le falta un par de cucharadas
de tacu tacu para definir con fuerza. En su primera escapada, quebrando a todo
colorado que le salía al frente, terminó rematando sin fuerza a las manos de
Pinto. Ya lo verán, Joao pinta para más, pero hay que llevarlo de a pocos. Para
terminar de agarrar confianza sólo le basta meter su golcito.
Ola,
ola, ola…
¿El
chamo Marchán? ni fu ni fa, unas de arepa y otras de papa rellena. Sus tiros de
esquina causaban pánico en el área huanca. El primer ring de aviso lo dio
centrando desde la derecha que Merlo desvió por una pendejécima. Su otro tiro de esquina curvo y venenoso
desde la derecha dio lugar al primer gol cervecero. Merlo la cabecea a media altura,
pero Pinto se la despinta. El rebote le llega a Nilson que no se sabe qué hacía
metido en casa ajena, no le queda otra que meterla con la rodilla y despintar a
Pinto. Jaime Guerrero se emociona y recuerda el cántico cervecero de los 80: “Ola
Ola Ola, golazo de Loyola” que la barra dedicaba al papá de Nilsson. Todo
apunta para más goles. Sin embargo, estos no llegan, lo que llegan son más patadas
de los defensas huancas. Así, magullados, pero en ventaja, se van al descanso.
Un Castillo
fortificado…
Al
retorno, los celestes entran más sueltos aprovechando que los rojos están
desesperados por empatar. Los toques se incrementan. Soto se pierde un gol luego
de una taqueada de billar. Irven regala otra tras pase kilométrico de Távara
para Hohberg (paciencia Irven, ya llegará tu gol 100). Valoyes, sin valores, le
clava los cocos a Távara. Tarjeta roja. Chau, lárgate y no regreses porque a la
cancha se entra a jugar y no a malograr rivales. Canchita se pierde otra de cabeza en la puerta
del horno. Ya pues muchachos, no se crean Papá Noel, las fáciles se meten y las
difíciles también. Pero Canchita sigue picón, se mete por el medio y habilita a
Hohberg , su centro curvo se le pasa a la Manchita y Távara la mete de cabeza.
2 a cero. El toque está dando buenos resultados con pases en profundidad ¿adivinan
de quién? De Jesucito. No el hijo de Papalindo sino Castillo que está progresando
a pasos de salsa y reguetón. En la contención fue un castillo fortificado y en el ataque un infante de marina con bayoneta.
Alejandro el chico se vuelve a perder otro gol
tras tremenda huacha de Corozo que le salió bien. Lo que estuvo mal es el árbitro
ciego que ve a Pinto insultar a un Corozo que no le responde, pero tarjetea a
ambos. La Manchita se tiene que ir por doble cartulina. Buenas noches.
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