Por Manuel Araníbar Luna
Esta racha de 270 minutos de invicto y con la valla intacta ponía en aprietos al Sporting Cristal. Porque el hincha incita a que el arco del once celeste siga permaneciendo virgen para siempre. Es una gran verdad que la hinchada cervecera exige y empuja a su querido equipo a batir records de todo, de campeonatos, de más cantidad de goles anotados, de más partidos invictos, de vallas inexpugnables
Gol y acurrucada…
La
hinchada siempre aguijonea a su equipo para que vaya más adelante y más
arriba, al altillo, y en el altillo abrir un agujero en el techo y construir un
pisito más arriba. La razón es que el Sporting Cristal ha acostumbrado a su
hinchada a estos logros.
Anoche,
el récord de minutos con la valla invicta llegó a su fin. Y es que a pocos
minutos de iniciada la contienda los ediles abrieron la cuenta -hay que
reconocerlo- con un gol de otro partido. Durante los siguientes cuarenta
minutos el equipo de la comuna hizo lo que tenía que hacer para defender el
primer gol que anotaba en cuatro partidos. Como suelen jugarle a los celestes
cuando los adelantan, los rivales se acurrucaron en su cancha para
contragolpear en cuanto se presente la ocasión.
No
hubo gol 100…
Los
cerveceros rotaban la pelota de un lado al otro pero no hallaban el orificio
por dónde filtrarse porque los ediles se habían apretujado tanto que chocaban
entre ellos. Los rimenses intentaban de un lado, del otro y nada. Cero balas. No
obstante, siempre se halla una velita encendida al final del túnel. Calca
habilita a Irven y este la manda a las nubes. Era su gol 100. Era. Seguía el zafarrancho
de pelea de pulpos. Por fin, cuando el primer tiempo agonizaba lo traban a
Nilson tras un estupendo pase de la Manchita en callejón. Penal sin lugar a
reclamo. Todos voltean a ver a Irven. Es su segunda oportunidad para el gol N°
100 y esta vez no la va a fallar. En casa la hinchada cervecera ya se apresta a
celebrar el gol de la centena porque a Irven todos lo quieren. Irven la acomoda,
retrocede sólo unos pasos, apunta ¡y fueg--! Pero una cosa es apuntar y otra
dar en el blanco. El hambre de gol le tuerce la trayectoria a la pelota y Ávila
la manda a la calle Isabel la Católica, aunque después del partido vimos que
hubo invasión de cancha y debió repetirse. El ciego Haro no la quiere ver. Con la pelota en la tribuna Irven pierde su
segunda oportunidad. (No te apagues, Irven, ya llegará el momento de celebrar
el gol 100 que estamos seguros que ya lo tienes impreso en tu camiseta interior).
Así se van al camarín.
El
Faraón rompe la sequía…
Para
el segundo tiempo los celestes entran con abrelatas para destapar esa conserva
de sardinas en que se ha convertido la defensa del Muni. Los ataques rimenses se
hacen más directos, las triangulaciones y penetraciones por las bandas más
mortíferas. Hay que ser más agresivos en el ataque, pero siempre hacen una de
más. Es que cuando el marcador está en contra y el tic tac del reloj nos aprieta
todo el mundo quiere ser el salvador. El gol tiene que llegar porque el dominio
cervecero es absoluto, pero no se sabe cuándo. Recién a los 58’ el Faraón egipcio
Ramsés Riquelme I rompe la sequía del río Nilo y le da a los celestes su primer
gol del año al meter de cabeza un centro preciso de Corozo. El empate da nuevos
bríos a los cerveceros. Bríos hay, pero sin brillos. El atrevimiento con apuro
no deja ver el boquete de la volteada. El asedio bajopontino persiste. A los
66’ tumban a Hohberg dentro del cajón y Alejandro el Chico se levanta (no mucho
porque entre sus virtudes no está la estatura) y él mismo anota de penal con patadón a la derecha y voltea el marcador.
El
segundo del Pájaro…
Ya
el Cervecero es el dueño de la cancha y de las acciones. Mosquera hace cambios
para reforzar la defensa porque los comuneros quieren empatar a toda costa y
meten a Rengifo que es muy buen cabeceador. Ávila ha perdido un gol pero no se
ha aplanado. En fin, si no la ha podido meter por lo menos que lo haga un compañero.
Ávila está picón pero no es egoísta, habilita un pase corto al Pájaro Riquelme que
no lo piensa mucho y patea rasante y esquinado por entre las piernas de un defensa
y la gorda hincha la bolsa de las frutas. 2 a 1. Luego se pierden otro par de goles
y Haro dice que para gusto ya está bueno. Buenas noches.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario