domingo, 4 de marzo de 2012

CINCO MISILES HUNDIERON A LA MISILERA

POR MANUEL ARANÍBAR LUNA
Desde el inicio teníamos la sensación de que los celestes iban a lograr un triunfo holgado, por la cantidad de llegadas en tan pocos minutos. Ya al ver a un Junior Ross ganoso  (18 de nota) y a Loba y Pincel repartiendo bolas por todo lado, la sensación se transformó en certeza.
Una cuchillada asesina…
Techera leyó mal los antecedentes cerveceros y se confió: “Junior hoy no la hace”, dijo, “dejémoslo suelto”. Y miren que banquete se dio el Ross. El DT oriental había mandado a sus chacales Salazar e Iglesias a marcar al milímetro al Charapa y al Irven Beybe (14 de nota), sin prestar la menor atención a Ross, suponiendo  que Ross era el mismo del año pasado. Pero se dio con una ingrata sorpresa: este Junior había cambiado: pugnaba, proponía, encaraba y hasta ayudaba a sus compañeros de atrás. El Junior entró con un filo bravo y se encontró con un buffet tipo “come lo que quieras”. Hizo de todo, se metía al área con una conchudez, con una sinvergüencería de la que sólo hacen gala los que están seguros de sí mismos.  Enganchaba para afuera, para adentro, y cada proyección suya era una cuchillada asesina  en la desesperada zaga rosada.
Una zurda malcriada…
Salazar y Jair Iglesias tampoco sabían a quién marcar. El Charapa se metía al medio de los dos, dejándolos en desconcierto, pero su perplejidad aumentó cuando uno por uno se fueron metiendo  todos los jugadores rimenses sin pedir permiso a nadie. Y hasta el mismo Cazulo que al ver que todos estaban entrando al tono, se mandó varias veces con todo al área contraria.
El Pincel pintó un paisaje de jugadas. Con su zurda malcriada alimentó a todos los que se proyectaban. Como sería de escandaloso el dominio que hasta el mismo Walter  Vilchez, el Pacho, se empachó de pelota y perdió un gol mandándola hasta el Cementerio Británico. Es que había la desesperación por anotar,  aunque la suerte estaba acompañando al portero Fisher.
Lobatazo de croissant…
Hasta que se comete infracción contra los celestes. Ya esto lo habían conversado los dos artilleros: Loba patearía desde la izquierda y Pincel con la zurda desde la derecha. Como el foul se cometió a la izquierda, Loba (17 de nota) se la agarró, aguaitó, midió para ver por qué lado iba a entrar el fogonazo y, cuando el Pincel Renzo Sheput (17 de nota) pasó por encima, desencajó tremendo lobatazo en forma de croissant que al Fisher lo dejó en ficha. Este se lanzó pero la pelota, arrullada por las redes, ya roncaba  a pierna suelta. Estalló el Extremo.
Una tumba frente al cementerio…
Entonces los celestes agarraron más seguridad. Pero por ese exceso de confianza, en un rebote casi lo vacunan al Loco. Pero después los rimenses jugaron con tranquilidad.  El que no se tranquilizó fue Olaya, quien enganchó al Junior, y el Ross cayó al grass. El bigotón Santivañez le mostró su pasaporte al camarín. Gómez zapateó, Iglesias rogó, pero la decisión era irrevocable, una patada sin pelota desde atrás ni siquiera merece tarjeta rosada. Es rojo sangre. A bañarse, Olaya, para que rebobine su actitud. Y con esto los rosados  estaban cavando su tumba frente al Cementerio Baquíjano. Salvo la barra bullanguera, los altoparlantes respetuosamente guardaron dos horas de silencio ante la inminente debacle que se venía. Ojo que el marcador podría haber sido más amplio, porque el juez no cobró un par de penales más grandes que Piedras Gordas.
Callejón invisible…
En el segundo tiempo Sheput se la lanza al Charapa Rengifo (17 de nota) que se mete entre los dos marcadores rosados, la hace facilito, se perfila y vacuna. Hizo la más simple, sin chiches ni adornos. Un centro delantero tiene que hacer lo justo y necesario. A quien le  guste adornarse demasiado que se vaya  a trabajar de bailarín. Luego, Sheput le lanza una en callejón invisible a Junior, que recibe el bote, piensa, mide y le hace un sombrero cajamarquino  a Fisher. Pelota a las mallas. Cero y van tres. Pero ahí no termina su noche: diez minutos después, el Douglas  Junior se la estira al Charapa y este vuelve a hacer la más fácil. Cuatro a cero. Y la última del Douglas Junior, para rematarla  con broche de oro, pase para el Burrito (15 de nota), y este la coloca suavecito, a lo Romario. Cinco misiles a la misilera que hace agua por todos lados.

CODA EN JODA 
Se jugó tanto en el campo rosado que al terminar la gente corrió a despertar al Loco que dormía patas arriba entre los tres palos. Ayr y Vilchez (14 para ambos) no tuvieron problemas. Hicieron la simple y también se proyectaron cuantas veces quisieron. Yoshimar y Valverde (13 para ambos) cumplieron. La volante trabajó como un reloj. Loba y Pincel la jugaron corta y larga, creando ataques, mandándola en callejón oscuro cuantas veces les dio la gana. Cazulo (17) fue un pitbull que también se proyectó muchas veces. Mordió en todo lado, salvo un par de pelotas que perdió en salida, estuvo firme y no tuvo misericordia para agarrar lampa y pico y hacer zanja.
Arriba todos bien, salvo el Irven Beybe Ávila a quien lo rascaron fuerte, pero lo suyo no estuvo mal, porque se sacrificó jalando marca por la derecha y enviando varios pases en profundidad.

Total, buenos augurios para este nuevo Sporting Cristal, que ya no pide oxígeno para mantenerse con vida como en los últimos tres años, sino que hoy en día está pensando seriamente en pelear el campeonato. Algo nos dice que Mosquera lo va a lograr. Este estilo de juego que le ha impuesto a los celestes está marcando la ruta para levantar la copa. Lo firmamos. 

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