TARDE CELESTE EN MATUTE: BALLÓN 20 PUNTOS.

Por Manuel Araníbar Luna

Mal presagio para algunos cabalistas que aseguran que los del otro lado del Zanjón juegan diablos cuando sale sol. Piña a la cuarta potencia, porque hubo resolana en todo Lima, inmensos nubarrones en la Victoria que les apagó la tarde y nada les salió bien. Dominio claro, cabal y absoluto no había aún de ninguno.  Los ataques iban de un área a otra, aunque Cristal tenía llegadas más peligrosas.

El polémico penal…

¿Y cuál fue el punto de quiebre? Obvio, el penal. En esas bataholas de milésimas de segundo todo el mundo ve lo que quiere, y cuando hay barahúnda el árbitro ve lo que puede. Por la noche todo el mundo hizo repetir la jugada y cada uno tuvo su interpretación de las acciones, si la tocó, si fue empujón, si fue mano. En fin. Pero de que el foul a Pachequito  fue penal es una verdad más grande que la Catedral

El señor Haro no es un árbitro que al que se puede catalogar como A—1, y si tuviera padrinos en la Conar, si estudiara un poco más y plagiara en el examen podría llegar ser un C—3. ¿Se ven las diferencias? Se ven, y muy notorias. Ojo que no estamos defendiendo a San Diego, porque este señor en muchas ocasiones ha perjudicado a los rimenses. Recordemos cuántas tarjetas rojas ha mostrado a los bajopontinos en partidos contra el equipo de Ate.  Ahora bien, en la jugada del penal el área estaba llena de jugadores rodeando la pelota, unos empujando, otros saltando, otros de sapos. En resumen, por lo menos doce jugadores con ambas camisetas pateando, empujándose, jalando camisetas, codeándose; por tanto, Haro estaba bloqueado entre tantos palitroques, unos que querían meterla y otros querían sacarla. Un jugador mete un tackle y engancha a Pachequito. San Diego Haro sopla y señala el punto G. Cachito salta, cachito insulta, cachito empuja,  Cachito xode hasta que lo pintan de amarillo a Cachito. Nooo, por lo que todo el estadio ha visto,  Cachito se pinta solo porque él solito se ha comprado la pintura para su Yellow Card. Los celestes, serenos, felicitan a Pachequito. ¿Quién patea? El Ema, el Torpedo, el Tanque. Ema se cuadra, Leao se arroja para allá y Ema la patea para acá y rompe las drizas, uno a cero.  

A mentar la madre en ruso…

¿Y qué se viene? Patadas, guadañas y machetes por todos lados. ¿Tarjetas? Uf, para ambos. Los locales se alteran y reclaman histéricos,  los celestes se serenan y contragolpean. Cachito, que solito  se había pintado de amarillo ahora se ha propuesto cambiarse el color de fachada, le mienta la benemérita a Haro y este en pleno domingo de carnaval lo baña con  pintura roja. Chau, Cachinho, amárrate la lengua para la próxima, y aprende a mentar la madre en ruso que está de moda ahora que se viene el mundial.

Y desde ese momento en la cancha hay un solo equipo que se pasea como en su casa. Un equipo de camiseta celeste que empieza a jugar midiéndose para el partido del miércoles con Lanús. Los celestes dosifican las pilas, recargan las baterías, y se ponen a jugar play station.  Pachequito se pierde un par, el Ema se pierde otro par, Costa no quiere quedarse atrás y también se pierde otras dos. Para molestia  de la tribuna cervecera los rimenses están regalando goles como Papa Noel. Ya pues, muchachos, la navidad fue en diciembre. Si en el  preliminar los de la reserva han ganado 6 x 1, por lo menos háganse cuatro. Pero ellos no escuchan, siguen chateando con audífonos. Para ser sinceros, los celestes están jugando al plan H porque los locales están más perdidos que Robinson Crusoe.

“Ustedes no son el Papa…”

Para el segundo tiempo más de lo mismo. Fallos desacertados, tarjetas innecesarias y cegueras repentinas. En resumen, concierto de pogo, patadas y tarjetas. Los de casa no saben a quién atajar, a quién marcar ni cómo frenar a los celestes que se filtran por todos lados, cambiando posiciones, saliendo en mancha como autos formula 2 (aún les falta para llegar a la F—1)se escapan como de una cárcel sin candados, llegan al área cuantas veces les da la gana pero no la meten. ¿Brujería? No, sobradera. El Comandante se molesta y rezonga en chileno:

—entiéndanlo, cuando se juegan estos partidos no hay que perdonar la vida, pu, ustedes no son el Papa, pu.  

Sin embargo, entre los celestes  hay un jugador que ha recorrido toda la cancha jugando de 6, de 7 de 5, de 9, y si no se ha puesto a de camillero  es porque lo necesitaban adentro y no afuera. Un obrero que ha corrido desde su área hasta el banderín del córner, desde oriente a occidente, de Tumbes a Tacna, de arco a arco. Ha bloqueado, ha acompañado, se ha puesto el equipo al hombro y en ningún momento ha tomado el partido al vacilón. Ese jugador se llama Josepmir y se apellida Ballón.

Cebiche de gol…

Ayer Josepmir se quitó la barba y eso le dio ligereza. Pero miren qué cebiche de gol. Saca Gomita largo para que la pesque el Torpedo, este se la pivotea a Josepmir (lo dijimos, también jugaba de 9). Y el Talibán, delante de toda su hinchada le teje con toda conchudez un elegante e inmenso sombrero cajamarquino a un marcador local, la baja de pecho, se acomoda para definir, le cae un sicario y a este le rompe la cintura con la derecha y patea con la zurda, pero la rechaza Araujo. Piña al cuadrado porque  el rechazo regresa con imán a los pies de Josepmir que no quiere perder el tiempo pensando en las musarañas. Le mete otro zurdazo y se inflan las mallas. 2 a 0, y esto es definitivo, señoras y señores. Hay un equipo que ha invadido Matute y no quiere soltar el timón. Ese equipo se llama Sporting Cristal.

¿Y después? Roja para Jair por un  codazo. Bah, qué importa, el partido no va a cambiar de marcador aunque le expulsen a cuatro porque los celestes no quieren meter más goles y los de casa siguen perdidos en el espacio. Haro sopla la zampoña y se retira al camarín esperando que se vaya hasta el último portero.

CODA

Para quienes han perdido la memoria. Hace unos años se jugaba un partido Alianza vs Cristal. En el calor del partido se formó una trifulca con  forcejeos, insultos y todo lo que suele suceder en estos incidentes. Los de casa apelaron a un video, y contrataron a un especialista en lectura de labios para pedir castigo contra Jorge Soto aduciendo una mentada de madre al árbitro. ¿Por qué no llaman a ese mismo especialista para que lea los labios a Cachito? Se van a llevar una sorpresa.