CRISTAL 2, MELGAR 0: REGALO PARA LAS MADRES.

Por Manuel Araníbar Luna.

La afición estaba un tanto desmoralizada. Los triunfos no acompañaban a los cerveceros. Una mala racha en la que se juntaban decepcionantes actuaciones, inaceptables derrotas, chismes dignos de los alienantes programas de talk-show, noticias llenas de humo tóxico y gases lacrimógenos, zancadillas inventadas por la prensa chichera.

Pero la fe no se pierde cuando se entra a la candela con actitud, jurando darle su merecido  homenaje a las madres cerveceras, prometiéndoles el regalo esperado: regresar a casa habiéndose quitado toda  la sal de la ropa y las malas vibras del aura con un ramo de flores en una mano y los tres puntos en la otra.

Con casco y sayonaras…

Y como suelen hacerlo desde principio de año, arrancaron  con un ensayo: los dos chibolos, Pacheco y Rojitas, por ambas puntas. Ambos de características diferentes. Pachequito como corredor fondista por la zurda esperando los pases en callejón de Loba, y Rojitas como dribleador por la derecha armando juego con el Cuy de La Suerte,  teniendo al centro al Toro Blackburn para pivotear y/o definir lo que le llegue en paracaídas. Loba organizaba la lista del delivery triangulando con Sanchez, marcando pases en profundidad para que  sus lobitos  ataquen por todos lados, haciéndola correr, y adelantando las líneas. Este diseño  es bueno en la pizarra pero se corre el riesgo del soldado que ataca con casco y chaleco antibalas pero con sayonaras  de cartón: a uno se le puede clavar tremenda espina.

Es que conociendo  el modo de jugar de los bajopontinos, el Cabezón había entrado –cauto él, cuidadoso él, tacañón él, calculador él-  esperando dar el zarpazo ante una defensa en la que todos juegan adelantados, incluyéndose a Viana. Y casi le liga porque sus esbirros mandaron varios zarpazos que crearon peligro. Luego Loba organizó la agenda y las acciones se desplegaron más que todo en el medio campo. Y es que así se juega siempre en el Gallardo, todos vienen a especular y a poblar de peones la zona de creación y bloqueo.

Hasta Nissan Sentra…

No obstante,  la asociación zoológica del primer tiempo de jugar con Lobas, Cuyes, Toros y dos cachorros que fue bien controlada por el Macrocéfalo se incrementa de gente en el segundo tiempo cuando el Piki comienza a adelantarse como un atacante más. Y el primer campanazo suena cuando tras un córner ceñido como pantalón de torero Piki la peina y la chancha se pasea por la raya de cal de Maradona sin un alma caritativa que la empuje a la canasta. Y desde ese momento todos los celestes  se animan a centrarla, tanto que hasta Nissan Sentra. Luego le cometen penal a Pacheco. Y fue penal pese a lo que argumentan los cojumentaristas, porque el bloqueo al chibolo Pacheco es una falta tan clara que habrá que verla en la noche con lentes ahumados. Loba la conecta al rincón de las avispas y el marcador se pone 1 a 0.

Desde ese momento el partido se abre. Los celestes se adueñan del medio campo y comienzan a llegar por todos lados. Y es a los 40’ cuando el chibolo Alexis roba una pelota en el medio campo, avanza, le hace la bicicleta con la derecha a su marcador  y se la pasa a la zurda, lo destronca y se la juega en llonja al Irven que se mete en Diagonal y Larco, este hace su clásica media vuelta de bailarín de marinera, desubica a Ascuez y define de zurda. Dos a cero, todo se ha consumado y el equipo del Cabezón se ha consumido. Silbatazo de Jodel  y chau. Buenas noches.

CODA.

Lo mejor: el golazo de Irven. La arrancó Rojitas con un juego de piernas digno de un malabarista. Salvando las distancias, desde tiempos del Emperatore Julius Césare Uribe no veíamos a un jugador cervecero con tal destreza para manejar ambos pies, no sólo para definir sino para romper cinturas. Ambos dominan los dos perfiles,  y no para la foto del pasaporte sino para jugar al futbol. El pequeño Alexis amaga con la derecha y quiebra con la zurda. Irven lo mismo, quiebra con la derecha y mata con la zurda. Como si  la jugada del gol la hubieran estado ensayando en La Florida. Pero no, fue un rapto de inspiración (y también de transpiración).

Lo pésimo. La actitud alcahueta de Jodel Alarcón que se hizo el ciego cuando Zlatan entró a malograr a Viana en el momento en que este ya había agarrado la pelota. A García le dio su venia papal y por poco le echa agua bendita cuando le metió un criminal puntazo a la canilla a Rojitas. Tan cerca estaba el juez que le salpicaron al silbato restos de la media del cachorrito cervecero. En cambio, a Pedrito le mostró la amarilla cuando la pelota le rozó la mano. Si este Alarcón lo hacen juez de la Suprema no nos extrañaría que libere a todos  los asesinos.