BETO Y EL MUDO SALVARON AL CRISTAL

Por Manuel Araníbar Luna

Melgar tiene la defensa menos batida del campeonato. Además del mérito de su línea defensiva, lo es  la conocida  tacañería del Cabezón para afrontar partidos de visita. No arriesga ni una china y se defiende con seis atrás, ajusta en el medio campo y contragolpea aprovechando el menor error de la defensa contraria.

La sangre en el ojo...

Para contrarrestar la mañosería del Mitrón, el equipo del Rímac marchaba muy avisador, rochosamente previsible. Una defensa más que abierta, regalada; más que regalada, cándida; más que cándida, infantil, de tal modo que, adelantadas las líneas posteriores, a los visitantes sólo les bastaba lanzar pelotazos a las espaldas de la línea  para llegar al  área y aprovechar las vacilaciones de los cuatro de atrás.

Así fue como lo plantearon  los rojinegros del Cabezón, y así llegaron. El Cachete, siempre mañoso,  le ganó el vivo a Mudo y a su escolta y la empujó suavecita al arco de Penny. Uno a cero. Picados en su orgullo, y adelantados en su propia casa, los celestes reaccionaron esta vez con furia, con piconería, con la sangre en un ojo y una foto del arco contrario en el otro. Se tenía que buscar el empate y había que remontarlo sí o sí.

Y no esperaron casi nada, dos minutos después, un centro de Cossio desde la izquierda la recibe incómodo y obstaculizado el chiquillo Da Silva quien al saberse estorbado da una media vuelta y la pedalea de tijera, la cachetea  alzando el empeine a metro y medio del pasto en una voltereta de ballet. Golazo para la Champions. Sin embargo,  dos minutos después llega el contragolpe del que estábamos hablando. Cachete la vuelve a meter. Y ahora ya no había pedal de  retroceso, nuevamente los celestes se apoderaban de la cancha, claro que dejando entreabierta la puerta falsa pero no había otra opción. Había que buscar el gol. 

Por la Punta Sal...

Y los ataques llegaban por todos lados, los celestes se colaban por las bandas, tocándola Calca con  Maní y el Pincel. Se abría la ruta a la valla, sin embargo -¡por  la Punta Sal!- la bola no entraba, más salados que calzoncillo de pescador. Sheput intentaba de lejos, de cerca, de lado pero ya estaba escrito que él no la iba a meter. Lo que no estaba escrito era que uno de los centros  de Manicero  fuera aprovechado por el Mudo que no se sabe de dónde salió y cómo se anticipó. La pomada es que, estorbado por dos melgareños,  la mitreó adelantándose a todos y dejando al arquero sin otra opción que mirarla pasar sin presentar su DNI. Las redes se inflaron, las tribunas reventaron y la imagen de los dos patitos se quedó grabada en el tablero.

Goliat y la tortuga...

No, no es una fábula ni un capiítulo de la Biblia. Era que ya Cristal se había enseñoreado, Cristal era un Goliat atacando pero una tortuga defendiendo. Los melgareños se lesionaban de la nada y sólo arremetían de contracombo, pero más llegaban los cerveceros. En la última que permitía el árbitro arequipeño, un centro desde la derecha es cabeceado por Beto, pero, piña otra vez, la pelota da en el travesaño. Que si esa pelota entra Ahmed se iba a manifestar con un chifa para todo el estadio. Pita el árbitro que permitió el segundo  gol de Melgar en offside y todo está dicho. Ahmed se ahorró la plata del chifa.  Buenas noches.