martes, 24 de junio de 2014

ACOMPAÑANDO AL CRISTAL BAJO LAS ALAS DE UN CÓNDOR

Por Miguel López-Cano Bassanini
Lo que voy a narrar aconteció cuando yo era un adolescente, casi un niño. Tendría yo trece o catorce años,  y como ardiente hincha cervecero celeste, dedicaba mis tiempos libres, mis sábados y domingos a mi elenco celeste de toda la vida. 

Corría el año setenta y teníamos un equipazo, tan bueno que campeonamos teniendo como Director Técnico a Sabino, “Tano” Bártoli.  Yo era aún adolescente pero viajaba con dinero de mis propinas semanales. Aquella vez nos tocó jugar en Ica con Octavio Espinoza y se me metió entre ceja y ceja acompañar mi equipo al encuentro a jugarse en el Picasso Peratta.
En ese tiempo el equipo no viajaba en ómnibus. Se contrataba cinco o seis colectivos Lima – Ica, y allí  salían en caravana hasta la acogedora localidad sureña. Cuando llegué al terminal ya los colectivos estaban a punto de partir. Y todos los autos estaban llenos, acomodados en aquellos lanchones negros marca Ford, con dos jugadores adelante y tres atrás. 
La molestia del Tano...
En el último colectivo quedaba un sitio libre en el asiento posterior, donde estaba Fernando Mellán acompañado de Pepe del Castillo, gran puntero derecho del equipo celeste.
“Fernando, quiero ir al estadio”, le solicito desesperado a Mellán
Muy bien, chibolo, sube”, me responde muy bonachón, con esa sonrisa que aún no desaparece de su rostro. Fernando me abraza y me cubre para que no descubran mi intrusión. Antes de salir la caravana, el profesor Bártoli, se acerca a los colectivos que estaban en fila india y empieza chequear, lista y lapicero en mano, para saber si estaba completa la nómina de los jugadores. Cuando se acerca a la ventanilla del último colectivo en que me hallaba escondido, el Tano se percata de que había un pasajero excedente en el amplio Ford negro. Ese intruso era este servidor. Introduce la cabeza, y me descubre, nervioso y sudoroso, bajo los tremendos brazos de Mellán.
     -¡Noooo, che, pero qué despelote es este! - exclamó el Tano ostensiblemente molesto -¡El pibe no va, che!-,
     -No se preocupe, profesor -respondió Mellán- es mi amuleto de la buena suerte, viene conmigo - .

Alas con desodorante...
De ese modo, el Cóndor me llevó bajo sus alas (tenía buen desodorante), y me hizo entrar al estadio iqueño. Fernandito Mellán esa vez fue mi cóndor de la guarda. Y ya lo ven, y saquen la cuenta desde cuándo y  qué extremos llegué a actuar por ser hincha cervecero, siempre tratando de acompañar a mi glorioso elenco rimense.

6 comentarios:

  1. Esa Libertadores 1968 sirvió para que SPORTING CRISTAL continúe su racha de invictos que en 1969 llegó a 17 juego aun no superado en la COPA LIBERTADORES.

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    1. a ver que las gayinas nos mencionen un nreord así. y los gonkas peor.

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    2. Ellos no tienen historia internacional..

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    3. Y nunca la tendrán.. xD

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