lunes, 23 de noviembre de 2020

CRISTAL EMPATA Y PASA A LA FINAL DE LA FASE 2

 Por Manuel Araníbar Luna


Los celestes jugaron tranquilos durante todo el partido. Y es que el gol tempranero a la visita los llenó de confianza. Se notaba que ese gol madrugador avizoraba un triunfo fácil. ¿fácil? Sólo en el papel. Los visitantes habían entrado a jugarse el todo por el todo con el objetivo de lograr un cupo a la Copa Libertadores
y no iban a echarse a llorar su desgracia por un gol a inicios de la contienda.

Una pelota con veneno…

Canchita abrió el marcador con un gol de camarín tras un tiro libre directo al arco. La pelota estaba inflada con aire y un cincuenta por cierto de veneno porque la curva, con ayuda del viento, le dio un bote traicionero a la pelota. Salomón sólo la pudo manotear y para su desgracia, la redonda llega a la cabeza del seleccionado Canchita que le da el testazo perfecto que va directo a la esquina de las pulgas. Uno a cero. Facilito.

La defensa no jugaba con soltura, el mayor peligro se lo ocasionaba el jugador armenio Gueveosián aunque sus disparos salían desviados y los pocos que llegaban al arco eran muy bien barajados por el arquero rimense. Había muchas fallas en salida, algunas creaban transiciones peligrosas en las contras. Las proyecciones de los laterales, casi todas desordenadas, eran escasas e imperfectas, siendo un poco más productivas por el lado de Loyola, aunque menos efectivas en compañía de Sandoval que con Corozo. Y es que Sandoval -a diferencia del veloz Washington- acostumbra a hacer la pausa para jugar al toque con sus volantes armadores, en paredes cortas.

Tavarazos de Távara…

¿Quién era el que ordenaba la volante? Calcaterra sin dudas. El Hombre Liga con súbitos quiebres de cintura lograba imprevisibles cambios de juego. Távara habilitaba con tremendos tavarazos para sus compañeros de avanzada, pero estos no los aprovechaban. ¿Y por qué? Ya lo dijimos, por el exceso de confianza. Se les podía leer el pensamiento: “tranquilos, ahorita metemos el segundo”. Pero el segundo no llegó. Canchita intentó una tijerita tras un centro milimétrico de Nilsson, pero a la tijera de su chimpún le faltó filo y la pelota se fue a la valla, no a la de Libman sino la de los fotógrafos.

El ahijado de Menéndez…

Casi a las finales del primer tiempo un marcador de la visita le da un codazo asesino a Kevin haciéndole sangrar el pómulo -ni más ni menos como a Gianfranco fechas atrás- y Menéndez, a quien se le había pegado la tarjeta con cola sintética al bolsillo se vio obligado a mostrarla más que todo por el reclamo de los celestes. Este jugador debe ser, mínimo, ahijado del árbitro, porque durante todo el primer tiempo le estuvo marcando con sus chimpunes todas las piernas celestes con la venia del tremendo juez. De otra manera no nos explicamos cómo no le mostró la tarjeta roja, salvo que se le haya olvidado en el camarín junto con sus lentes para miopía.

A comprar puntería…

Para el segundo tiempo los celestes ya jugaban con plena parsimonia. Pasecito para acá, pasecito para allá, creyendo asegurado el triunfo, lo cual ocasionaba que el equipo rival se replegara y abarrotara su valla de palitroques. Durante toda la segunda etapa los cajamarquinos llegaron a disparar a la valla de Renato sólo una sola vez…y esa fue el gol del empate. Un saque lateral a la bomba es rechazado por Merlo a los pies de un delantero cajamarquino que dispara en primera. La pelota se le resbala a Renato que no tiene tiempo para quitarle la mantequilla a sus guantes. Empate absurdo.  Recién despiertan los celestes de su siesta vespertina. Los ataques arrecian. Lástima que se olvidaron comprar puntería en la botica.  En fin, regresan a la Florida con un punto, más ná. Buenas noches.

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