martes, 27 de octubre de 2020

EL GOL DE PIKI EN LA FINAL DEL 2018

Por Manuel Araníbar Luna


Según la leyenda, San Jorge fue un soldado romano que alcanzó su santificación tras aniquilar a un dragón de cuya sangre brotó una rosa que luego obsequió a una princesa. El último sábado, su tocayo celeste Jorge Cazulo, hizo un milagro al voltear un marcador que se vislumbraba adverso con un suave golpe de cabeza en una noche en que la escuadra cervecera no hallaba el modo traspasar una muralla de diez palitroques. Es del caso recordar que esos decisivos goles de cabeza no son extraños para el gladiador.


El gol que abrió el camino…

Estadio Nacional. 16 de diciembre del 2018. Domingo caluroso y soleado. Días antes Sporting Cristal había ganado el primero de los playoffs versus el equipo de Matute por un claro 4x1. Sporting Cristal entraba a la cancha confiado en el triunfo, pero había que anclar esa confianza con un gol para asumir con tranquilidad el manejo del encuentro. Centro desde la derecha a favor del Cristal. La bola va al centro de la maraña de jugadores celestes y blanquiazules. ¿Y quién la mete de cabeza? Piki con su 1.70 entre jugadores que le llevan 15cm de estatura.

Ese gol marcaba el inicio de una jornada inolvidable en que tras golear por 3 a 0 el Sporting Cristal se hacía dueño de la estrella 19 en su rico historial de triunfos.  Al final del encuentro Piki se lanzaría al gramado mirando al cielo -y no por agotamiento, ¡qué va!- sino por la satisfacción de haber logrado una estrella más, la cuarta en su carrera con la celeste.  

El mejor del 2012

Piki, es un jugador inacabable que llegó al Vallejo como volante de avanzada por derecha al Cristal de Roberto Mosquera el el 2012 en los preparativos de armado del equipo que resultara campeón. La pupila del profesor Roberto Mosquera lo acomodó como contención, un 6 que demostró que sudaba la camiseta desde el primer partido. Aquel año el Sporting Cristal logró la copa luego de siete años de fracasos. Piki obtuvo tres premios, mejor jugador en su puesto, mejor jugador extranjero y mejor jugador del campeonato. Casi nada.

Un obrero en la cancha…

Piki es un volante que juega de seis con la dorsal 23, siendo esta una posición nominal porque Piki juega de todo y por toda la cancha. En esta Liga 1 del 2020 el profesor Mosquera lo hace entrar de volante adelantado, una posición con la que llegó de Trujillo a la escuadra cervecera.  Piki en la cancha es un obrero de overol y maletín de herramientas en mano. Tiene licencia para correr toda la cancha desde el área propia a la ajena, de izquierda a derecha y en ambas diagonales haciendo de todo: de peón de torre, de caballo y de alfil. Pelea todas las pelotas, sofoca incendios, apoya a la delantera y para variar, anota goles importantes.  ¿con cuántos pulmones? Sólo con dos, dos piernas y un corazón inmenso. El resto, la talla, la barba y la peluca de apóstol son detalles complementarios.

Rebeldía y liderazgo…

Destacamos su actitud y su responsabilidad, su resistencia a los golpes y su rebeldía. ¡Eso, dimos en el clavo!, rebeldía ante los resultados adversos, ante el apocamiento, ante el desánimo y la desmoralización. Un líder nato, además. Porque el líder llega para conducir, para hacerse imitar, para arrastrar seguidores con sólo verlo actuar, para obedecer sus indicaciones dentro y fuera de la cancha.

No nos explicamos cómo algunos hinchas desubicados están pidiendo su jubilación. Hoy en día está jugando medio tiempo, y en esos pocos minutos levanta a sus muchachos inyectándoles litros de coraje, transfusión de actitud, toneladas de mentalidad ganadora, afán de lucha hasta el final. Toda esta descripción de su modo de ser y desenvolverse se resume en una frase que ya quedó para la galería de figuras celestes:

“Si las piernas no obedecen hay que poner corazón”.




 


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