martes, 24 de marzo de 2020

HARTA CHAMBA PARA MOSQUERA EN EL RECESO

Por Manuel Araníbar Luna
“Hay, hermanos muchísimo que hacer”
-César Vallejo-
El verso de Vallejo es lo más apropiado para describir la intensa chamba que tiene Mosquera con sus pupilos. Este receso de la Liga 1 por culpa del dramático caso del Coronavirus ha caído al predio de La Florida como un vaso de limonada con hielo en el desierto de Sechura, aunque la hinchada lo sienta como plomo derretido en el café. Tan impaciente como exigente, el sufrido hincha tiene que comprender que esta suspensión temporal de la Liga 1 va servir para que el equipo se regenere en todas sus líneas.
Armando un rompecabezas…
Esta transitoria interrupción no significa que los entrenamientos, prácticas, tácticas y preparación física se van a congelar. Por el contrario, la Unidad Técnica comandada por Mosquera sigue craneando para chambear  duro y parejo en el retorno a las prácticas con este equipo que necesita una reingeniería total para encajar piezas sueltas, hallar colocación adecuada y/o repotenciar a jugadores que en estos últimos tiempos están jugando en posiciones donde se sienten tan perdidos como cangrejo en mazamorra morada. RMV está trabajando sobretiempo para armar un rompecabezas para armonizar tres grupos bien marcados en un bloque monolítico:
1. los viejos titulares de siempre.
2. los pocos injertos que han llegado y
3. los adolescentes que recién se rasuran las primeras pelusas del bigote.
En otras palabras, tiene que reinventar el equipo.
Luego de las vacaciones de un mes (¡!), la breve pretemporada de los celestes con Barreto al inicio de este verano, (¡sabiendo que se venía la pre-Libertadores con fuerza!) fue lo más parecido a un fin de semana en la playa: unas cuantas vueltitas, saltitos, vóley con pelota multicolor, unas treinta lagartijas y de ahí a las duchas. Hoy es el momento de prepararlos para hacerlos volar, aguantar codazos, reforzarles la caja de cambios a algunos que más parecen anémicos y a otros tan achanchados que sus abdominales juegan a las escondidas entre los rollos de la panza.
Un rocoto en el…
Y es que, luego de la breve pretemporada, Mosquera ha encontrado un equipo Baldor, lleno de problemas: mal estado físico, jugadores remolones, faltos de temperamento, desordenados, pusilánimes, otros que sólo se tomaban unas fotitos para la flaca, y un par de suplentes que no hacen nada por pelear el titularato. A estos va a tener que darle cucharaditas de desahuevina forte y ponerles un rocoto en el... (indique usted, amigo lector, el sitio más idóneo)
Para agregarle arena a la canchita salada, unos jugadores habían enfermado, otros llegaron justo para lesionarse y un par de ellos -Emanuel y Ray- aún siguen soltando músculos, agarrando confianza y fortaleciendo las piernas, quitándole el yeso a la cintura y cargando pesas para estar más ligeritos. Y no nos digan que ya se recobraron de la lesión desde diciembre pasado. Un jugador se recupera de sus males una vez que agarra confianza. Y esta se la va a dar el DT en este breve receso. Claro que también tienen que poner (y muchísimo) de su parte.
Cuando uno lee la palabra equipo piensa que todo es trabajo en armonía, tal como lo enseñaban en la escuelita fiscal con el ejemplo de las abejitas llevando polen al panal. Igualmente, las abuelas predican lo útil que es el apoyo mutuo: “mira hijito, una mano lava a la otra y ambas lavan la cara”. Bien, en algunos equipos esto no es tan exacto. Unos juegan como les da la reverenda gana, otros buscan lucirse para aparecer en la TV como el jugador de la fecha; sin olvidar que algunos no ponen la pierna fuerte por temor a que una lesión les embarre algún contratito del extranjero.
No te creas tan importante…
Junto con el afinamiento del motor hay que bajar de la nube a unos zánganos que pretenden que el equipo juegue para ellos. Bien, esos jugadores tendrán que obedecer órdenes y disposiciones superiores, poner lo que se tiene que poner, jugar para el Sporting Cristal y no para el Sporting Yo Yo. A ellos hay que hacerles bailar la cumbia “No te creas tan importante”.
Asimismo, esta máquina requiere un cambio de aceite con aditivos para evitar desgastes y roces que -quiéranlo o no- en todo equipo los hay, y cuando en un grupo se presentan estos casos se pierde la unidad, la solidaridad y el cariño por la institución.
Ah, y por último: adiós a las argollas.





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