domingo, 16 de septiembre de 2018

CERVECEROS VAN GANANDO (POR EL MOMENTO)


Por Manuel Araníbar Luna
A raíz de la frustrada ocupación de la explanada de Matute, durante toda la semana los medios adictos a las comadres habían hecho tremenda (y por tanto, rochosa) campaña a favor del equipo de casa, mencionando las palabras “hinchada fiel, amor al escudo, recuperación legítima” y otros titulares que echaban tanto humo que los ecologistas protestaron por la contaminación del medioambiente.
Por su parte la dirigencia del equipo local vio que este era un buen pretexto para llenar su estadio al que la invasión de los evangelistas había llevado más gente que su propia hinchada.
La mano de Ray Barreto...
  Serenos, cancheros, acostumbrados a jugar ante todo tipo de público hostil, los celestes pisaron la cancha con tranquilidad, como si fuera un partido más. Y hete aquí que los locales que habían propalado varias arengas las habían  trasladado a sus camisetas con el texto “unidos somos fuertes…”. Todo bien en la previa, pero en vez de expresar su mística dentro de la cancha y no fuera de ella, arrancaron temerosos, cometiendo infracciones al borde de su área. Tan nerviosos andaban que antes del minuto y medio ya Cruzado había metido dentro del área una mano más grande que la de Ray Barreto ante el disparo de Emanuel que todo el mundo vio menos el árbitro apellidado… perdón, ¿cómo se apellida el invidente? ¿Alacrán?, ¿Alianzarcón?, Alharacón?, ah, Alarcón, gracias.
Un drón se metió en el arco...  
Los cerveceros estaban en su salsa, atacando por todos lados, poniendo nerviosos a los locales, uno de ellos barre a Johan López. Tiro libre, menos mal que esta sí la vio. Se paran frente a la bola el zurdo  Mejía a la derecha y el ambidiestro Herrera a la izquierda. Butrón no sabe quién lo va a fusilar y se cuadra como para recibir el misil de Yuly que se arrepiente un milisegundo antes; por tanto, el que fusila a Butrón es el multivalente Emanuel en bola con curva platanar que pesca a Leao a contramano y contrapié. El arquero sólo la ve pasar como un dron. Sorry, locales, esta vez no los acompañó el santo ni el rezo del profeta Santana. Uno a cero, y el partido recién empieza.
Pero los cerveceros cometen el error de jugar con un solo contención que es el Piki, quien no se daba abasto para controlar a los armadores matuteros. Conocida su manera de proyectarse al ataque, dejaba un tremendo forado en la zona de bloqueo por donde se metió Cruzado habilitando a Quevedo que bate al Pato. 
Emanuel llega al #30.
Pero la alegría les duró poco. Herrera había anotado su gol 29, ¿y si haciendo un pequeño esfuerzo anotaba el #30?, no estaba de más hacer el intento. Madrid se hace un jugadón en diagonal y se la cede a Johan que la mete arrastrada a la candela. Y no se sabe de dónde se aparece La Maquinaria entre tres defensores y la añade cortita para dejar patitieso a Leao, que queda alelao. 2 a 1. y los celestes se repliegan  hasta el momento en que el árbitro miope sopla el silbato.
Al regreso, los cerveceros se vuelven a replegar peligrosamente, cediéndoles iniciativa a los locales que se apoderan del medio campo (primer partido en este año que vemos a los celestes renunciando al armado de jugadas con el fin de contragolpear cuando se presente la ocasión). Pero el árbitro Alacrán, venenoso como su chapa, sopla el pito indicando que el partido se suspende hasta el lunes… (CONTINUARÁ MAÑANA)
CODA.
En el partido de ambos equipos para el Torneo Apertura, antes de cumplirse el minuto de juego, el árbitro cobró un penal contra Sporting Cristal por haber chocado la pelota en la mano de Jair ¡estando de espaldas!, y para colmo le mostró la amarilla. Esta vez Alharacón, a quien la camiseta y el cargo le quedaron grandes, no quiso ver la realidad. Y eso que la mano de Cruzado fue más rochosa. Para él no hubo mano, para todo el mundo no hubo árbitro.

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