sábado, 15 de septiembre de 2012

¡SPORTING CRISTAL EMPATA EN AYACUCHO A LO MACHO!


Por Manuel Araníbar Luna.

Ayacucho (LEC).- Desde el silbatazo inicial, el equipo ayacuchano de Ospina atacó a punta de pelotazos, exigiendo  a los defensores celestes, tratando de ahogarlos, de llevarlos a su propia velocidad, a su propio tren de acciones, teniendo al Chino Ibarra como un jugador local más cargoso que una garrapata metiéndose por todos los sectores de la defensa celeste.
 
El medio campo rimense no se hacía problemas. No se lograba más de tres pases seguidos. Se trataba de armar juego con bastante parsimonia, sin despeinarse, guardando energías, teniendo en cuenta que la altura es el  jugador número 12 de Intigás. Además, el apuro y la desesperación por un resultado positivo corrían por parte de los locales que no ganaban desde cuatro fechas atrás.

Y tanto fue el porongo a la leche que al final se rompió. Gol ayacuchano de Ibarra en un centro trenzado entre tantos jugadores juntos que la pelota la podía haber metido cualquiera.

El despertar del tigre

Este tanto despertó a los celestes que empezaron a jugar a la de a verdad. El ataque era desordenado. Y no porque  faltaba habilidad, sino porque el elenco ayacuchano tenía asimismo otro aliado, el jugador número 13: el gramado. Ese pasto tenía tantos grumos y champas que la pelota no rodaba, saltaba como un conejito. Claro, no faltará quien diga que el pasto fue un estorbo para los veintidós jugadores. No obstante, hay que tener en cuenta que los ayacuchanos están acostumbrados a esos desniveles. Por lo demás, en esa cancha y a esa altura, lograr un empate es un triunfo.

Pero, a pesar de los obstáculos, los celestes pisaban el área contraria. Algunas pelotas cruzadas causaron peligro en el área local. Una de Valverde al travesaño fue le aviso de lo que se venía. Hasta que llegó la jugada decisiva por una increíble cucharita de Burrito para el Irven que ya había hecho el cruce ensayado en La Florida. Ávila la empujó con decisión y con este empate se fueron a los camarines.

En el segundo tiempo todo fue mucho de lo mismo. Había que conservar el empate sin exigirse porque esta semana hay tres partidos seguidos. Por ello Mosquera hizo descansar a varios jugadores. Lo más rescatable de todo es que este equipo bajopontino se crece cuando está perdiendo. En resumen, un buen resultado conseguido a lo macho: es la sangre celeste.

LIBRETA DE CALIFICACIONES

DELGADO (13). Esta vez pasó juntas las de Caín, las de Job y las de Ulises. Le cayó una lluvia de bolas al ollazo. De todos esos pelotazos, el Loco salió a tender la ropa un par de veces. Las restantes se las ganaron a sus cuatro cancerberos. El gol quiso entrar a su arco en varias oportunidades. Menos mal que la puerta no se abrió porque en el Rímac hay tantas iglesias como en Ayacucho.

CARMONA (14). Se viene asentando. Ya está agarrando confianza, pero que no agarre mucho porque se ganó una amarilla por agarrar a un contrario que se le escapaba como pescado mojado. Apoyó bastante al armado y la delantera. Lo destacable es que lo hizo por ambas bandas, con lo cual demostró que puede cumplir varias funciones adicionales. Puede ser una alternativa.

AYR (14). El Nico y sus compañeros de zaga se la vieron difícil con la cantidad de llegadas de los ayacuchanos. Se supo batir bien por alto, pero la falta de oxigeno le quitó reflejos.

CHASQUI (14). Igual que el Nico. Esta vez asentó mejor la pierna y se le quitó el miedo a cometer penal. Ayudó bastante en los cruces. Pero se lo llevaban a la carrera porque el poco oxígeno ocasiona lentitud de reflejos. Casi comete penal.

PACHO (13). Soportó mejor la altura de lo que se esperaba. Se defendió a base de ubicación y experiencia, ya que si entraba en el juego correlón de los ayacuchanos hubiera estado sacando la lengua en diez minutos.

VALVERDE (14). La hizo mejor conteniendo los avances ayacuchanos, aunque sólo estuvo en 60% de efectividad en los centros y pases en cortada.

CAZULO (17). Como sucede semana a semana, casi nunca baja de los 15 puntos. Esta vez obtuvo dos puntos adicionales porque hay que ser un mutante para correr a esa altura donde hasta las vicuñas se cansan. Normalmente corre un promedio de 14km por partido. Hoy parece que superó esta marca.

TAREK (14). Fue la llanta de repuesto para el Piki. Subió, bajó, cortó, pero alimentó muy poco a su delantera debido a que las órdenes eran bloquear y estorbar a los correlones ayacuchanos.  Su efectividad en pases sólo llegó a 50%.

ÁVILA (16). Estuvo en su salsa. Uno de los que menos sintió la altura. Su gol de zurda es ya una característica personal: salta para hacer el cruce en diagonal una milésima antes de la delatora línea del offside, con ello deja en ridícula ficha a la defensa contraria, amaga y le pega seco y rasante a una esquina.

MARIÑO (17). Buen partido, Burrito. Manejó la bola cuando arreciaban los ataques, la puso donde se necesitaba y la trató como le dio la gana: la tuvo, la mantuvo, la entretuvo, le dio su biberón, la arrulló y la durmió. Enfrió el partido cuando fue necesario y con ello aplacó el ímpetu de los ayacuchanos. Esos amagues en la altura -que para algunos sólo son gracias propias de los amarrabolas- son de gran utilidad para que sus compañeros tomen un respiro. Extraordinaria la cucharita para entregarle la pelota lista,  lavada y planchada al Irven Beybe.

JUNIOR (14). La tocó muy poco, pero cuando la tuvo supo buscarse fouls, sobre todo en ese dribling muy acostumbrado en él cuando pasa con la bola entre dos rivales. No estuvo tan incisivo como en otras ocasiones.

MARQUITO (13). De gran ayuda en la defensa. Otro que casi comete un penalazo, menos mal que sin consecuencias.

LEANDRO (13). Entró como pieza de repuesto para llevarla desde atrás, para armar y apoyar de media punta. La altura le jugó una mala pasada.

HERNÁN (13). Ingresó para pelearlas arriba, para aguantar a una defensa ayacuchana que se quería venir con todo. Algunas las ganó por contextura y por fuerza. Pero muy poco fue lo que cosechó.







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