Por Ernesto Moreno Ampuero (@Ernesto__Moreno)
Antes que nada, debo manifestar que mis padres cumplen nuevamente un papel estelar en esta hermosa historia familiar, la de mi primera camiseta. Eran mediados de la década de los 90: yo estaba cercano a los 10 años de edad. Pocos negarán que aún se vivía una época difícil para muchos hogares peruanos por la recesión económica que aquejaba al país, la crisis política de la dictadura reinante y los rezagos del terrorismo que todavía se padecían.
Las figuritas del colegio
A la sazón, yo ya era un hincha de Sporting Cristal
desde 1991 (como les había comentado en otro post) y en el colegio donde cursaba
la primaria en Lince (G.U.E. Melitón Carvajal) hasta donde sabía éramos
prácticamente solo dos (el otro hincha celeste de mi salón era mi compadre
Román Campos). Recuerdo que veía los resúmenes y los partidos que transmitían
América y Panamericana Televisión (del Descentralizado), Red Global (los de la
Copa Libertadores) o los escuchaba en Radio Programas del Perú con la magnífica
narración de Roberto Zegarra, Ítalo Villarreal o Dante Mateo. Aunque también
leía las contadas noticias de mi querido equipo que aparecían en los diarios
deportivos (había una columna llamada «Florido bajopontino» en el diario
Líbero), que en ese lustro había sumado nada menos que tres títulos más en su
haber (1991 y el bicampeonato 1994-1995). A la salida del colegio, los comerciantes
vendían diversos distintivos, pósters, figuritas y stickers de los principales
equipos del fútbol peruano para ser consumidos por nosotros, que los pegábamos
entusiasmados en nuestros cuadernos, libros o loncheras.
También recuerdo que, en los partidos amistosos que
jugábamos en los recreos o al final de las clases de educación física, la
mayoría de mis compañeros decían que jugaban como Carranza o Martínez, por un
lado, mientras que otros como Waldir o Muchotrigo, que eran los más
representativos de dichos equipos por entonces. Yo no me quedaba atrás, pues
decía que jugaba como el Chorri Palacios,
el camello Soto o Julinho (y por qué ocultarlo, sí,
también como Maestri), notables exponentes del fútbol peruano de esas épocas de
mucha rivalidad deportiva en la sociedad.
La camiseta del 94…
Sin embargo, algo me faltaba para completar la
felicidad de todo hincha del fútbol. ¿Qué podía ser? ¿Ir al estadio a ver un
partido de mi equipo? Pues sí, pero mis padres no querían que asistiera por la
violencia de las barras bravas, que estaban en plena ebullición por entonces.
¿Una foto con algún jugador rimense? Valgan verdades, creo que también me faltó
ello, pero para eso necesitaba ir al estadio y como ya les comenté no me
dejaban, además, por mi menoría de edad. ¿Entonces qué podía ser? MI PRIMERA CAMISETA DE SPORTING CRISTAL. Compensó
enorme y eternamente para mí, el que no pudiera haber ido al estadio o no
tomarme una foto con algún jugador celeste, que mi padre me regalara la
camiseta del cuadro bajopontino del año 1994. Nada menos que aquella que dio
origen al histórico apelativo de LA MÁQUINA CELESTE por la tremenda campaña que
tuvo el equipo que nació campeón durante dicha temporada.
No me la sacaba ni para dormir…
¿Y tú hermano celeste, cuándo tuviste tu primera
camiseta?
QUE RECUERDOS ALEGRES Y TRISTES MI VIEJO ME COMPRO LA DEL 2012 COMPRO TRES UNA PARA MI UNA PARA MI HERMANA Y UNA PARA EL. POR DESGRACIA MI VIEJITO FALLECIO....... LO LLEVAMOS AL CEMENTERIO CON SU CAMISETA NUMERO 10, LA DE PINCEL EN EL CAMPEONATO 2012.
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