domingo, 19 de noviembre de 2017

EMPATE DE DIEZ CELESTES CONTRA DOCE.

Por Manuel Araníbar Luna
Si algo bueno se hizo en La Florida durante el receso por la clasificación para Rusia, fue el acople de las líneas cerveceras. Todo bien, si alguien mandaba en la cancha no era el mofletudo capitán de los locales, sino el general Loba y su comandante Piki, el teniente Ávila secundado por el alférez Calca, aparte de los sargentos Titi y Rojas.
Un cuadro de Da Vinci…
Este cuadro celeste no llegaba a ser una máquina pero por lo menos había armonía de movimientos. Las salidas eran rápidas, las triangulaciones armoniosas, los cambios de banda sorpresivos, desconcertante el trueque de puestos, peligrosos los pases en callejón. Este Cristal era un cuadro de Da Vinci.
La defensa se cuadraba solvente, el medio campo generaba ataques como salidos de fábrica, el bloqueo casi ni se sentía puesto que el equipo de Ate miraba atónito el accionar del limpio y prolijo juego celeste. La tarde era un paisaje lleno de pelotas y todas eran celestes. Cristal era un cuadro de Da Vinci.
El primogénito…
Vistas así las cosas, solo faltaba el gol, y el primogénito  llega a los por obra y gracia del hasta el momento avasallador espíritu celeste de Irven. Loba Generaba la jugada para el chibolo Rojitas mientras el Irven de Acero se metía en su clásica penetración en Diagonal y Larco. Rojitas se la juega de zurda a Irven en Callejón del Buque a media altura. ¿Y qué le queda al Irven? Meterla nomás sin que la redonda llegue al pasto, que sólo eso necesitaba, pero cambiándole la trayectoria sacando con ello a Cáceda de sus casillas, amarrándole la lengua al Mudo haciéndole la tarde amarga al loco Vargas Yo S. A.  Cristal era un cuadro  de Da Vinci.
Y los cerveceros seguían triangulando, hostigando, desconcertando con jugadas rápidas, estorbando las salidas. Y justamente al Mudo le ajustaron la salida logrando que equivoque unpase.  Garcés la recibe y mete un centro a la caja chica del banco que la peina Abram con raya al medio justo a los pies de un fantasma celeste llamado Irven que no se sabe de dónde se aparece y la mete de zurda. La única duda es si la pelota llega a tocar el piso o no. ¿Pero eso importa? Noooo,  lo que interesa es que la pelota toque las redes y el resto que lo discutan los locutorpes de la TV. Dos a cero. Cristal sigue siendo un cuadro de Da Vinci.
Árbitro comprado no cree en Dios…
Y los celestes no bajan las revoluciones, quieren más y las ocasiones siguen llegando como les da la gana, creando zozobras y algunas  fafaltas en una defensa local en la que juegan dos seleccionados. Loba se pierde una que la podía meter hasta una tortuga con muletas. Así es el fútbol. Perooo.. siempre el diablo se mete al convento. En el medio campo, lejos de su arco, Renzo hace un foul recontra menso que el seudo árbitro Haro le cobra caro. Bien dice el dicho “árbitro comprado no cree en Dios”. Cristal es un cuadro que se empieza a despintar. Así se van a los camarines.
Diez celestes contra catorce…

Para el segundo tiempo los de casa se mandan con todo pero Pablo ordena tocar y contragolpear. No obstante Haro, con descaro, llena de amarillas al Cristal. Sin embargo los celestes siguen llegando. Los de Ate empatan en cinco minutos por descoordinaciones en la línea defensiva causadas por la expulsión de Garcés. Los de casa se pierden varios goles y los celestes también, pese a jugar diez contra el mundo. Pero los celestes se cansan de tanto subir y bajar. Entonces hubo que parar la máquina ante el equipo local que jugó con catorce jugadores (once más tres jugadores de camiseta negra). Pasan los minutos y Haro, al ver que su equipo preferido no podrá meter gol ni al arco iris, sopla el Pitágoras y se retira a su camarín a contar sus billetes y a besar la camiseta desteñida que lleva bajo el uniforme. Buenas noches.

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